Advertencia

Nos habíamos despedido.

Observé como su silueta se adentraba más al bosque mientras más se alejaba de mí. Era duro dejar ir a mi preciado elfo oscuro pero nuestro destino pareciese que había sido escrito para que nos alejáramos a esta hora.


Regresé al mar y nadé al palacio. No tenía nada más que hacer así que, como todos los días, iba a ver como estaba trabajando Fini. En cuanto llegué, Fini me hizo la pregunta si me había deshecho del “tonto elfo” como así le llama, pero lo ignoré y me senté a su lado para ver lo que hacía.

Su trabajo era muy aburrido: leer cartas y documentos importantes para mí, estadísticas de la calidad de vida de las criaturas marinas, el número de amenazas en nuestro territorio, el avance que los soldados habían tenido durante la semana, y otras cosas más. Entre ellas, había cartas de otros reinos para saber cuando se realizaría la boda con Gadreel, ya que si me casaba con él, nuestro reino se haría más fuerte y tendríamos alianzas poderosas... pero eso es otro tema que no me interesa.

Siendo que el trabajo de Fini era en realidad mi deber, hacía que leyera todo con él y firmara algunas cosas mientras me explicaba algunos asuntos. No entendía el chiste de lo que hacía pero me gustaba ayudarlo porque se esforzaba mucho por mantenerme en mi puesto.
Acabando de revisar los papeles, nos dirigimos al área de entrenamiento de todos los soldados. A veces Gadreel estaba entrenando a algunos tritones jóvenes y a veces sólo entrenaban los novatos. Era difícil ver a Gadreel ya que suelo ignorarlo pero muchas veces se mostraba interesado en preguntar por mi salud y las cosas que hacía, aunque se escuchara muy forzado al hablar conmigo. Afortunadamente, Fini se encontraba conmigo para desviar el tema o simplemente decirle que la boda tenía que posponerse.


Después de eso, me despedí de Fini, pues tenía que ver a Ahren en la costa. Dejé mi corona en mi cuarto y me arreglé un poco antes de nadar a la superficie pero alguien jaló de mi brazo. Volteé para ver quien era y Gadreel tenía una mirada firme y seria, y su presencia hizo que me asustara un poco:

-“¿A donde va, su alteza? Necesito hablar con usted a solas.”
-“¡¿Gadreel?! Disculpa pero no tengo tiempo, tengo cosas que hacer...”- Traté de soltarme pero me tenía agarrada con fuerza de mi brazo. Al sentir que me movía, Gadreel apretó más su mano e hizo que me detuviera ya que empezaba a sentir dolor.
-“¿Cuántas veces más vas a detener nuestra boda? Necesitamos casarnos cuanto antes, el reino necesita de nuestra unión.”
-“Detente, me estás lastimando. Y ya te dije que aún no estoy lista para casarme, tengo cosas pendientes que hacer.”
Con eso, Gadreel me empujó hacia una pared y me dejó atrapada entre sus brazos y cuerpo:
-“Si no apresuras nuestra boda, tendré que forzarla de una manera que no te conviene.”- Tocó mi cara con su mano derecha, recorrió su mano por mis senos y llegó a mi vientre.

Me dio una sonrisa cruel, me soltó y se alejó de mi. Era la primera vez en que se me acercaba de modo tan irrespetuoso y sentí miedo por la forma en que se impuso ante mi. Empecé a llorar porque temía que me hiciera algo en ese momento, pero supe que esa no sería la primera vez, sólo que sería la primer advertencia de unas cuantas.